¿Fuiste a la marcha del 30 de agosto?

26.10.08

Recorrido de la confianza

Confianza


Muchas veces no sabes en quién puedes confiar, alguien que esté ahí para ayudarte, la mayoría de las veces esa persona está junto a ti, pero no tenemos el valor de aceptar y de darnos cuenta que no hay que buscar mucho.


El día lunes 20 de octubre, llegó la maestra Astrid al salón preguntándonos si confiábamos en ella, todo mundo se quedó así como sin entender la pregunta, yo por un momento lo dudé, pero después me puse a pensar y mi respuesta fue “Sí”. Nos dijo a todos que la actividad de ese día consistía en confiar en nuestro compañero, traía unos paliacates para vendarnos los ojos, nos tomaría de la mano y nos iba a sacar del salón para un paseo por la escuela. Al inicio si me dio mucho miedo, por no saber qué hacía, si me podía tropezar, si me entraba el pánico o si me topaba con cosas feas.

Nos pusimos los paliacates, muchos apenas estuvimos fuera del salón empezamos a dar gritos por no saber qué hacíamos, a pesar que Astrid nos dijo que no gritáramos, adelante tenía la mano de Aldo y atrás tenía la mano de Ricardo, en un momento de pánico, gritaba yo “Ricardo, por favor, no me sueltes” lo mismo para Aldo, “Aldo, no me sueltes, por favor”. Aunque tuve los ojos vendados todo el camino, pude sentir que salimos por el pasillo que está junto a nuestro salón al estacionamiento, por el sol que quemaba, me pude dar cuenta que cruzamos el estacionamiento, y al sentir una rampa de subida y un pequeñísimo intento de escalón, me di cuenta que estábamos cruzando la calle, no me preocupó que nos atropellaran, porque íbamos con Astrid al frente lo más seguro, ella haría algo para pasar la circulación [xD] ya en la salida del edificio de enfrente, a Ricardo y a mi nos sudaba horriblemente la mano, no pudimos más y nos soltamos, al no tener su mano me sentí como sola, a pesar que aún tenía la mano de Aldo del otro lado, llegó, me parece, Astrid y me dio la mano de otra persona, al preguntar quién era, me di cuenta que era Velvet, me volví a sentir con más seguridad y el camino continuó. Hubo una parte donde pasamos que me pareció que olía a mandarina, pasamos, estoy segura, por los salones de Medicina, porque oíamos muchas voces, también me topé suavemente con dos arbustos, al llegar al final del camino dimos vuelta a la izquierda y me di cuenta que íbamos subiendo el camino como cuando fuimos en el recorrido sin los ojos vendados, también me topé ligeramente con una columna y subimos varios escalones, pasamos entre varios carros y me pareció que estábamos en el estacionamiento camino a la alberca, lo único que pensaba era que no nos arrojara a la alberca porque tenía mi celular en la bolsa del pantalón y no quería que se echara a perder. Todos los obstáculos pude librarlos por mis compañeros de adelante que nos iban guiando, “cuidado, una camioneta”, “cuidado, un escalón”, gracias a ellos, los de atrás oíamos y al mismo tiempo pasábamos el mensaje. Casi al final del recorrido oímos una alerta de que venía una especie de escalón o tuvo a medio camino, y que se había tropezado Paulina, la ayudaron a levantarse y continuamos, sentimos que estábamos pisando pasto y Velvet dijo que nos dirigíamos donde estaban unos conejos, cuando parecía que continuaríamos aún más, Astrid nos dijo “ya casi llegamos, cuidado, hay una manguera aguada por aquí” y pisando con cuidado las sentí debajo de mis pies, luego nos dijo siéntense, y Velvet diciendo que era alérgica a la picadura de hormiga, Astrid le dijo que no había, yo, con la confianza que ya había depositado en Astrid, Velvet y Aldo, me senté tranquilamente, ahí donde estábamos corría bonito el aire, estábamos en sombra y se sentía bien, de pronto sentimos un brisa, a mi me gustó porque era aún más fresco me quedé un rato ahí sentada y me di cuenta que Velvet se había ido, y probablemente Aldo también, me cayó un chorro de agua y fue que me espantó, me paré asustada por mi celular y me quité la venda de los ojos, me di cuenta que estábamos en una cancha de fútbol con varios regadores prendidos y mis compañeros no estaban mas que unos cuantos aún seguía sentados.

La salida me gustó mucho, me parece que ha sido la mejor actividad que hemos tenido de todas las materias y de todo el semestre.

Al final regresamos al salón, me parece, que por el mismo camino por el cuál habíamos pasado con los ojos vendados.

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