El honor, la valentía y el amor a la patria: valores que en el mundo actual, no son relevantes para la gran mayoría de nosotros. Nos hemos olvidado de la importancia de servir a la patria y usar nuestra libertad.
Libertad y Patria: ambas palabras se han ido degenerando con el tiempo, convirtiéndose en simples sustantivos vacíos.
El patriotismo y el ideal de desarrollo se han visto completamente abandonados.
El país, tanto a los ojos de sus pobladores, como del resto del mundo, ha decaído, a perdido valor como nación.
Hace ya más de 60 años, un grupo de valientes patriotas se propuso la tarea de demostrarle al mundo el valor de México.
Cerca de 300 hombres, lo mejor de lo mejor, fueron elegidos por el gobierno mexicano para representarnos a todos nosotros en la lucha armada más importante de todos los tiempos.
Nuestro país se uniría a las fuerzas aliadas, encabezadas por los E.U.A, para luchar contra las tropas del Eje, compuestas por Alemania, Japón e Italia.
El escuadrón 201, un grupo de élite de las fuerzas mexicanas, fue el resultado de meses y meses de preparación, esfuerzo y sacrificio.
Ante la mirada escéptica del propio país y del mundo, los efectivos mexicanos se sometieron a un intenso entrenamiento, tanto en nuestro país como en los E.U.A., superando por mucho las expectativas de los más altos mandos nacionales y extranjeros.
El espíritu de lucha mexicano, sería finalmente puesto a prueba en el teatro pacífico, en un lejano rincón del mundo, donde todas las batallas eran sin prisioneros, a muerte.
En éstas circunstancias, las fuerzas mexicanas se distinguieron por su valor, eficiencia y gran capacidad de maniobra, igualando, e incluso superando a sus compañeros estadounidenses.
Las bajas en la lucha estuvieron presentes: cinco pilotos de este heroico escuadrón ofrendaron sus vidas por la causa.
Tras miles de balas disparadas y cientos de bombas arrojadas, la guerra llegaría a su fin. El escuadrón sería premiado y felicitado por los altos mandos aliados. En México, fueron recibidos como auténticos héroes. La satisfacción de la victoria los acompañaría siempre.
En la actualidad, son muy pocos los que conocen el Escuadrón, y muchos menos los que saben con exactitud el alcance de sus acciones. En un conflicto de tal escala como la Segunda Guerra mundial, la participación de este pequeño contingente, parece pequeña comparándolo con la aportación de otros ejércitos.
Pero lo que siempre debemos recordar y nunca pasar por alto, fue que México no buscó simplemente contribuir en cuanto a cantidad: mediante sus acciones, México representó el ideal de cientos de pueblos en el mundo: la libertad, la necesidad de acabar con el mal que se cernía sobre el mundo. Con su lucha, México mantuvo la esperanza y los sueños de millones de personas alrededor del mundo, y poniendo el nombre del país en alto, demostró, que, como dijo Winston Churchill, “Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, nunca se den por vencidos”.
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