¿Fuiste a la marcha del 30 de agosto?

29.9.08

Cuento

Nuestra meta

Antonio es un niño que está cumpliendo 13 años, el cual quiere ir a festejar con sus amigos a pesar de que su madre está completamente en contra de esta decisión. – Pero mamá, quiero ir un rato a la fiesta con mis amigos, ya estoy grande, hoy cumplí los 13 años, puedo cuidarme solo – le decía Antonio a su madre – Está bien, pero ten mucho cuidado y por cualquier cosa que llegue a pasar, me llamas a la casa o al celular – terminó accediendo su mamá aunque con un poco de duda.
La mamá de Antonio fue a dejarlo a casa de su amigo Paco, quien vivía cerca del lugar de la fiesta, ahí Antonio y los demás, Paco, José y Ramón se dirigieron por la banqueta hasta el lugar de la fiesta.
Al llegar a la casa se encontraron con que la mayoría de los invitados eran muchachos de preparatoria - ¿Qué onda bato? ¿Van a tomar algo? - se les acercó un chico alto de complexión fuerte, - No gracias, aquí pasándola chido, nosotros nos serviremos – le respondió Paco – Me llamo Jesús, pero pueden llamarme Chucho, ¿Qué hacen por aquí? – les dijo Chucho al grupo de cuatro amigos – Estamos festejando el cumpleaños de Toño, hoy cumple 13 años – dijo mientras señalaba al más alto de los cuatro amigos – Y él es José, Ramón y yo soy Paco – Terminó de presentar el chico con aspecto de líder. – Está bien, si se les ofrece algo andaré por aquí, mi mejor amigo es el que está ofreciendo la fiesta, ¿saben qué festejamos? que estamos terminando exámenes del 1er parcial, nos hemos librado de un peso, por ahora – Los chicos se alejaron de Chucho y continuaron su recorrido por la casa, llegaron donde estaban las cervezas y otros muchachos tomando de estas. A su alrededor había varios muchachos fumando, lo cual les llamó la atención – Cof cof cof – tosió Ramón cuando su cara se llenó de humo que un muchacho cerca de él le echó. – ¿Qué pasa? No me digan que ustedes no fuman. Tomen, pruébenlo, son los mejores cigarros que hay y no son muy caros – Les ofreció este. Muy decidido José tomó el cigarro y le dio un jalón, seguido de esto tosió algo fuerte – No niño, tienes que tomar el humo, tragarlo y luego sacarlo – Al segundo intento, José ya no se ahogó, le pasó el cigarro a los demás para que probaran y demostrar quien se ahogaba menos.
Antes de que acabara la fiesta, los cuatro amigos decidieron salirse temprano. – Vamos por una caja de cigarros – propuso Antonio – Si, me gustó la idea de fumar, total, ya somos grandes – terminó la idea Ramón. Se dirigieron a la primera tienda que encontraron – Vamos José, tú pareces mayor, aunque Toño haya cumplido los 13, toma – todos le dieron su parte de dinero para comprar la cajetilla de cigarros. Tras unos 5 minutos, salió de la tienda José con una pequeña caja en su mano izquierda y un encendedor en su otra mano. Cada uno cogió un cigarro y después de varios intentos cada uno, lograron encender sus cigarros.
La cajetilla se acabó y no llevaban tanto dinero como para comprar otra caja y decidieron regresar a casa de Paco. – Estuvo genial la fiesta, sobre todo porque nos la pasamos muy cool, aprendimos a fumar y todo, ya somos los mejores de la secundaria – decía Toño – Sí, pero no hay que decirle a nuestras mamás porque con eso de que fumar es para mayores de edad, seguro nos inventan algo y nos avientan un choro ahí bien largo – decía Ramón – Si, tienes razón, vale, secreto de cuates – Llegaron a casa de Paco y subieron rápido a su habitación para seguir comentando de la fiesta sin que la mamá de este pudiera interrogarlos. – Vale, nos vemos el lunes en la escuela, ya saben, lleven suficiente dinero para comprar otra cajetilla – dijo Paco cuando cada uno de los amigos estaba por irse.
Al otro día a la salida de la escuela, los cuatro amigos se encaminaron a la tienda en busca de más cigarros.
Así se pasaron haciendo dos veces a la semana saliendo de la escuela, decían a sus madres que tendrían reunión en el centro comercial y aprovechaban a comprar cigarros y fumarse una caja cada dos días.
Después de un año de haber empezado a fumar, seguían yendo a fiestas de muchachos mucho mayores que ellos, y cada vez que podían, fumaban cada vez más.
Inició un nuevo ciclo escolar, los cuatro niños cumplieron 14 años y entraron a 2do de secundaria. El primer día de clases entró en el salón el coordinador de deportes – Chicos, les traigo un anuncio, quiero decirles que este año si se abrirá el equipo de Futball Soccer y Basketball en la escuela, los que quieran participar y ser parte de la selección de la escuela, por favor pasen a mi oficina – después de decir esto salió del salón y se pusieron a cuchichear los cuatro amigos. – ¡Hey!, está genial la idea, vamos a apuntarnos para pertenecer al equipo, además, éramos los mejores de la primaria, nadie nos vencerá – les dijo Toño – Sí, vamos en el receso para apuntarnos – se unió José. Pasaron las clases y el receso llegó, emprendieron su camino a la oficina de coordinación de deportes – Pasen chicos, ¿están aquí por el equipo de Futball Soccer? – los recibió el maestro – Así es, ¿qué necesitamos para poder ser parte de él? – preguntó Paco – Sólo necesito que se hagan unos análisis y que llenen esta forma – dijo el profesor mientras les entregaba unos cuestionarios – Los análisis me los pueden dar en cuanto estén, pero no tarden en hacérselos si quieren empezar a practicar cuanto antes – les dijo el profesor una vez que le entregaron el cuestionario lleno.
-Ahm… será mejor que hagamos esto rápido, no entiendo para qué quiere radiografías de pulmón, exámenes de orina y sangre, si sólo vamos a jugar soccer – decía Ramón camino al salón – Si, bueno, ¿qué tal si lo platicamos hoy con nuestras madres y este sábado nos vamos a hacer los exámenes? – les dijo Toño a los demás.
Llegó el sábado y se encontraron en el laboratorio para hacerse los análisis – Bien, ¿quién será el primero? – se acercó una enfermera a los cuatro para ver quién se animaría – Voy yo, quiero ser el primero, me urge acabar con esto, quiero ser el mejor del equipo de soccer – dijo José, y así pasaron uno por uno para la muestra de sangre y las radiografías. – Los resultados estarán listos el lunes en la tarde – les dijo la enfermera a los cuatro junto con sus mamás. – Gracias señorita, estaremos por aquí el lunes – dijo la mamá de Ramón y las cuatro mujeres y los cuatro niños salieron del laboratorio y emprendieron su camino.
Dio el martes en la mañana y ya todos tenían sus resultados, dando el receso, se reunieron para ir a entregarlos en la coordinación de deportes, ya ahí – Tome profe, aquí están los resultados, pero no entendemos qué tiene que ver esto con que queramos jugar futball – decía Paco – Es simple, dejen lo checo y se los digo – les respondió el maestro, sacó lámina por lámina, resultado por resultado y lo leyó detenidamente – Bueno muchachos, quiero decirles que en sus análisis de sangre salieron muy bien, pero me temo que en las radiografías de pulmón, salen muy deteriorados, díganme, cuánto tiempo llevan fumando o si conviven a cada rato con fumadores – les dijo el maestro observándolos, al mismo tiempo los cuatro se miraron entre ellos con una mirada de preocupación – Rayos, nos descubrió, no sabíamos que se podía saber eso mediante estudios… llevamos como un año fumando, pero, eso ¿qué significa? ¿qué tiene que ver con que no podamos jugar? – le dijo en un tono a la defensiva Ramón – Oh, no, yo no he dicho que no pueden jugar, pero como profesor y como amigo les recomiendo que dejen de fumar, influye en que se les va a dificultar el poder respirar bien, tener una buena respiración durante los entrenamientos y los partidos – les dijo el profesor en un tono serio – Bueno, los entrenamientos son de 4 a 6 de la tarde los lunes, miércoles y viernes, y los partidos generalmente son los jueves a las 5 de la tarde, espero verlos ahí a partir de mañana – Una vez dicho, los dejó en la puerta y tomaron su camino de regreso a su salón. – Cha, no sabía que eso nos podría afectar, será mejor que lo comprobemos por nosotros mismos mañana, la verdad, no le creo a este maestro – les decía Toño.
Al otro día en el entrenamiento – Bueno jóvenes, a ver, quiero que corran durante 7 minutos alrededor de la cancha, no vale si se paran y recuerden mantener una velocidad constante, no sirve si reducen o aumentan mucho la velocidad – decía el entrenador, a los 5 minutos de empezado, los cuatro amigos ya estaban deshechos, no podían mantener el ritmo del entrenamiento, y sobre todo porque estaban tan desacostumbrados a respirar profundamente y exhalar con un ritmo, tenían mala respiración a causa del cigarro como les había advertido el coordinador de deportes.
Al otro día del entrenamiento, los cuatro amigos fueron a la oficina de deportes para hablar con el maestro – Profesor, venimos a ofrecerle nuestras disculpas, tiene mucha razón con lo de la respiración, nos pudimos dar cuenta ayer en el entrenamiento… pero queremos saber algo, ¿cómo lo supo? ¿qué tenían los análisis que indicó ese problema? – preguntó José delante de todos – No se preocupen, muchachos, entiendo lo edad en la que están, la mayoría de los jóvenes de su edad empiezan los vicios por querer imitar a la sociedad, por sentirse mayores o por creer que son mejores que los demás por el simple hecho de hacer algo fuera de la rutina… Bueno, es simple, aquí en las radiografías de pulmón… - tomó la radiografía de uno de ellos y se las mostró – podrán ver que está como carcomido el pulmón, esto quiere decir que está dañado de esas partes, a lo largo del tiempo, el cigarro reduce de tamaño los pulmones y los va secando, esto causa que el pulmón no pueda hacer bien su función de respirar, si siguen así, su pulmón se volverá más pequeño aún y no podrá siquiera hacer la función de contraerse para respirar, esto se le llama enfisema pulmonar y es causado por el cigarro – Terminó diciendo el maestro a los cuatro chicos – Wow, sorprendente, no teníamos idea de esto – dijo asombrado Antonio – Pero, ¿eso es nuestro pulmón? – preguntó asombrado Paco – Está bien, dejaremos de fumar, después de ver esa cosa que tengo dentro, no quiero con eso así dentro de mí – dijo Ramón – Muchas gracias profesor, nos vemos en el siguiente entrenamiento – terminó diciendo José. Ya afuera de la oficina terminaron haciendo un pacto – Hay que prometer no volver a fumar más, ya me dio cosa el ver mis pulmones así, no quiero morir tan joven – dijo Antonio – Vale, promesa, apúrense que vamos a llegar tarde a clase de matemáticas – les burló Ramón y los cuatro emprendieron su camino al salón más alegres de los normal.

Fin

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