¿Fuiste a la marcha del 30 de agosto?

21.9.08

cuento

UN RECORRIDO MUY CONTROVERSIAL

POR:Silvia(Chivis)


Había una vez un barquito chiquito, esta bien, no, pero si había una vez un grupo de jóvenes que sin conocerse y teniendo solo en común un recorrido a uno de los bosques mas tenebrosos de Dublín totalmente gratis y patrocinado por el cereal del elefantito café (si, el del arroz inflado con cubierta de chocolate) se adentraron en las profundidades de aquel sitio alejado de la civilización guiados por el guardabosque de la zona.

Todos se miraban de forma discreta y con ese típico cruce de sonrisas de cortesía que se suele dar entre extraños. Después de unas breves indicaciones dadas por el guardabosque, comenzó el recorrido, un recorrido silencioso tan solo iluminado por las antorchas que se les había proporcionado a cada uno de los jóvenes.

El guardabosque empezó a contar las historias y leyendas que los citadinos del lugar cuentan con frecuencia sobre su bosque tenebroso, contó sobre rarísimas criaturas que parecían tener forma de perros enormes parados en dos patas, decía que después de las siete de la noche cuando ya se obscurece por completo, se pueden ver sus sombras como corren entre los arbustos, se pueden escuchar sus aullidos y sin tanta suerte hasta sus gemidos que indican estar muy cerca de ti.
También mencionó sobre la gente que al intentar usar el bosque como atajo para llegar de forma mas rápida al próximo pueblito, se habían quedado perdidamente dormidos y todos coincidían haber soñado con el diablo, la sorpresa era que al despertar parecieran encontrarse en una vaporera caliente con un olor a azufre.

Todo el grupo de jóvenes se encontraban asustados, con los ojos inmensamente abiertos, atentos a ruidos y movimientos ajenos a ellos, bastó una distracción para percatarse que el guardabosque había desaparecido.
Tomaron la decisión de no avanzar más ni buscar la forma de salir hasta que amaneciera y la luz del día los ayudara a encontrar el retorno al punto de partida.
Así que sin otra opción con las pocas antorchas que seguían encendidas, hicieron una fogata.
Después de eso el silencio fue inmenso, ¿Qué plática se podría hacer entre treinta extraños totalmente desconocidos?
Hasta que alguien tuvo la brillante idea de contar vivencias personales, era la mejor forma de conocer a un extraño y la ideal terapia puesto que a oídos de desconocidos las críticas son neutrales y más sinceras.
Esa noche se escucharon tantas historias, tantas experiencias, que el bosque entero parecía estar atento, no había ruidos ajenos, parecía que las historias interesaban hasta a los perros enormes del sitio.
Había experiencias que hacían reír y otras que te hacían sentir a flor de piel y el llanto era inconsolable, era sorprendente ver como “todavía si existía” gente que siente compasión y que es capaz se apreciar el sentimiento de un extraño.
Eran historias de amor, desamor, tragedias, momentos felices, momentos inolvidables, etc.
Para cuando habían finalizado se escuchaba el cantar de los pájaros y el amanecer se había hecho esperar, encontraron la salida de aquel bosque enorme, para cuando llegaron a una caseta de policías para reclamar sobre el abandono del guardabosque irresponsable, dejándolos a la deriva y expuestos al peligro, los policías con rostros de extrañeza se entre miraron, después soltaron una carcajada, les comentaron que desde hace veinte años ya no hay guardabosque en el poblado desde que el último había desaparecido en el bosque.

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